3 Joyas de Jazz Fusión #1: Chick Corea, The Seatbelts y Jorge Dalto.

Lúcuma
4 min readApr 26, 2021

Recomendamos tres piezas magistrales de este sub-género jazzístico, una de USA, otra de Japón y la tercera de Argentina.

De izq. a derecha: Chick Corea, Jorge Dalto y Yoko Kanno.

El jazz fusión es uno de los sub-géneros más bastardeados en las últimas décadas por “impuro”, “repleto de clichés” y otros cuestionamientos desde una ortodoxia enojada por la llegada de algo nuevo, exitoso y globalizado. Sin embargo, esta movida ha dado discazos de todo tipo en sucursales a lo largo y ancho del planeta. Hasta la actualidad se mantiene como una de sus corrientes más fructíferas con obras especiales en las que la mezcla es un elemento primario, aun si no son etiquetadas como jazz fusión. Además, ahora el algoritmo de YouTube revitalizó el género y lo llenó de adeptos encantados por el feeling de sus instrumentistas, más que nada los japoneses (oigasé Casiopea). Para afinar o ir a contramano de esas aduanas del gusto sale esta triple recomendación.

Por Agustín Wicki.

Jorge Dalto — Chévere (1976) [United Artists Records]

Jorge Dalto fue uno de los grandes músicos argentinos de jazz, especialmente reconocido por haber logrado establecerse en Estados Unidos como un pianista de prestigio en el ámbito jazzero y también en el salsero. Murió temprano, pero pudo desarrollar su carrera en los 70s y 80s como sesionista entre los mejores y también como solista, dando varios LPs preciosos como lo son “Rendezvous”, “New York Nightline” y su debut: “Chévere”.

Piano, rhodes, clavinet y sintetizador Moog son los conversores de vibra de Jorge en un disco que se disfruta en microbailes de cejas, pies y dedos. Entre vientos y percusiones de ensueño las teclas de Dalto ponen al oyente a flotar unos centímetros sobre el suelo. Sus florituras musicales verdaderamente son un espectáculo, pero la gracia no está en lo teórico sino en lo práctico. “Chévere” es un disco para pasarlo realmente bien, algo que quizá no le agrade a los guardianes del jazz bohemio, pero que es el brillo que popularizó la corriente de fusión a fines de los 70s. Que nunca nos falten los discos como este.

Chick Corea — My Spanish Heart (1976) [Polydor]

Armando Corea tenía un espíritu aventurero que lo diferenció de tantos otros grandes del jazz. Amaba la creación y la música, algo que lo guiaba y convertía su presencia en agradable, incluso capaz de amenizar los egos y vicios de sus colegas a la hora de tocar. Fue uno con cada piano que tocó.
En “My Spanish Heart” de 1976 Corea con su banda ponen al jazz fusión a gozar en uno de sus mejores momentos. Amasando música cubana, mexicana, gitana y estadounidense en un álbum que uno no se cansa de admirar. Cada composición tiene vida propia y pasos que cuentan historias cautivantes. Un disco que daba a entender que la música es de todas partes y de ningún lado, pero toda cabía en el corazón de Chick.

The Seatbelts — Cowboy Bebop OST (1998) [Victor]

Shin’ichirô Watanabe es responsable de expandir la adoración al jazz y la música afroamericana entre el público otaku. Cuando dirigió “Samurai Champloo” tuvo al mítico beatmaker nipón Nujabes a cargo del soundtrack, dando como resultado un LP de culto, una serie llena de referencias al Hip Hop y uno de los openings más sublimes del anime. Hace poco tuvo a Thundercat participando en “Carole & Tuesday”, su nueva serie, y estuvo al mando de las visuales de ‘More’, track de Flying Lotus y Anderson .Paak. Sin embargo, hasta el momento el mayor legado entre música y cine que dejó Watanabe tiene que ver con su primer obra maestra: “Cowboy Bebop”.

Esta serie clásica del ’98 tiene todo lo que uno puede querer. Entre el dejadez inspirada en Godard y su “Breathless”, la eficacia de superagentes numerados mas la soledad impenetrable en la idiosincracia japonesa; hay un soundtrack de la hostia que tiene como responsable a Yoko Kanno, líder de The Seatbelts. Con piezas como ‘Mission: Imposible’ de Lalo Schifrin como referencia, la japonesa creó un theme tan inolvidable como lo es ‘Tank’ y otra camada de canciones a la altura que hacen parkour rítmico junto a los caza-recompensas de este mundo cyberpunk desértico. El pasado en la obra es un cordón umbilical emocional del cual los protagonistas no pueden deshacerse y ese espíritu melancrónico también está en la música, que no solo es acción entre cámaras y luces. Nostalgia, desamparo, fé y más sentimientos comprenden la sensibilidad de los tripulantes del Bebop y así lo musicalizan los Seatbelts, que no tienen problema en convertirse en una orquesta o un solista si la ocasión lo amerita. A su vez, parten del jazz fusión y llegan hasta estilos tan inesperados como el ska, con habilidad para sumergirse en la infinidad de la música e interpretar exitosamente lo que convenga a la obra.

Una banda sonora que está lejos de ser un acompañante camuflado en los planos, es parte fundamental de la identidad de la serie y también es un placer escucharla por fuera de la misma.

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Medio digital de difusión, análisis y crítica musical. Nos dedicamos a pensar la música que te (y nos) gusta. A cargo de Agustín W., G. Barrionuevo y Nico Rojo.